Cuanto mayor sea el número de barridos exploratorios que efectúe el sistema,
mayor será el número de datos que enviará al ordenador y, por lo tanto, se reproducirá con mayor fidelidad la imagen.
mayor será el número de datos que enviará al ordenador y, por lo tanto, se reproducirá con mayor fidelidad la imagen.
En la práctica, el número de barridos está limitado por el tiempo que dura la
exploración y por la dosis de radiación que recibe el paciente. Cuanto más rápida sea la exploración, menos posibilidad de movimientos del paciente existirá, y esto
producirá menos artefactos (falsas imágenes) del paciente. Por lo tanto, es necesario buscar la relación más adecuada entre el mínimo tiempo de exploración y la menor dosis de radiación, que nos permita obtener la cantidad de proyecciones necesarias para que el ordenador reconstruya una imagen con calidad suficiente.
La evolución de la TC ha sido tan impresionante, que la inclusión de los nuevos
avances tecnológicos en estos equipos originó la necesidad de hacer una división que agrupará a los exploradores por sus características comunes. Así se empezó a hablar de las generaciones de TC, que se basan fundamentalmente en las diferencias del método de recolección y almacenamiento de los datos y en el número de detectores.
O lo que es lo mismo: en el tiempo que se tarda en realizar un corte. De forma que en 1972 el tiempo empleado en cada exploración era de 5 minutos, pasó a 2 segundos en 1977, y actualmente duran del orden de milisegundos.
Según el tipo de rotaciones del tubo alrededor del paciente se clasifican las
diferentes generaciones de escáneres. La 1ª y 2ª generación ya no se usan, ya que el tiempo de exploración para la obtención de imágenes daba una mala definición radiográfica.
En la actualidad se utilizan escáneres de 3ª, 4ª, 5ª y 6ª generación que obtienen imágenes en tiempos que oscilan en los 2-4 segundos y cuya calidad diagnóstica es alta.
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